Resiliencia es un término que se deriva del verbo en latín resilio o resilire que significa «saltar hacia atrás, rebotar» (https://www.significados.com/resiliencia/).  Según la definición de la Real Academia Española «es la capacidad de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adverso» (https://dle.rae.es/resiliencia).   En sicología se entiende «como la aptitud que posee una persona para hacerle frente a sus propios problemas, a los períodos de dolor emocional, a traumas o estrés extremo» (https://www.significados.com/resiliencia/).   Esa capacidad lo lleva a tomar la mejor decisión con una actitud correcta, para superar los obstáculos y sobreponerse para seguir adelante y alcanzar sus metas.

            En la Biblia encontramos ejemplos de personas que enfrentaron la adversidad y que lograron superar sus problemas, debido a que desarrollaron resiliencia para seguir adelante.  Y fueron usados por Dios, a pesar de las fallas de su carácter como seres humanos que eran.    Job es el supremo ejemplo de resiliencia, desde muy joven aprendió que Dios es misericordioso y justo; sin embargo, no entendía la razón de tanto sufrimiento.  Perdió a sus hijos y propiedades y para colmo, enfermó y su esposa lo mandó a morir.  Pero él se mantuvo firme, sin perder su fe, creyendo que Dios en algún momento lo libraría de su tragedia, y así sucedió.   Su confianza estaba basada en esta palabra:  «Yo sé que mi Redentor vive. Y al fin se levantará sobre el polvo» (Job 19:25 RVR 1960).     Otro ejemplo es José, quien sufrió un dolor muy profundo, al ser vendido por sus propios hermanos a los mercaderes egipcios.  Fue una experiencia muy amarga por tratarse de la traición de sus hermanos.   Al llegar a Egipto, el continuó esa estrecha relación con Dios, que aprendió de las enseñanzas de su padre Jacob.  Creyó a las promesas del Dios de sus padres.     José se mantuvo resiliente y pudo salir victorioso con la ayuda de Dios, quien lo llevó a las posiciones más altas en Egipto.    El otro ejemplo de resiliencia es Noemí.  Ella y su familia se vieron obligados a salir de Judá debido al hambre y radicarse en Moab, tierra con costumbres y religión muy diferentes a las de ellos.  Con el paso de los años perdió a su esposo y a sus hijos.  Quedó sola con sus nueras y sin parientes cercanos que pudiesen ayudarla.   Sin embargo, la soledad, el dolor y la tristeza no fueron obstáculos para sobreponerse y decidir regresar a Judá.  Ella escuchó que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan (Rt 1:6-7 RVR 1960).  Eso le dio fuerzas para recobrar ánimo y no quedarse postrada y derrotada en tierra de Moab.   Se levantó con su nuera Ruth, quien decidió acompañarla, y fue en busca de esa provisión de Dios, que necesitaba para alimentarse y seguir viviendo.  Dios bendijo a Noemí por su resiliencia, permitiendo que todos sus sufrimientos quedarán atrás; que su nuera cuidara de ella; y además, ser un instrumento para bendecir a Israel, ya que Ruth se casó con su pariente Booz y le tuvieron un nieto, Obed, padre de Isaí, padre del rey David.

Sigue leyendo interesantes detalles sobre la resiliencia en el próximo mensaje…