Una selección cuidadosa
Todo aquel que siembra selecciona las semillas cuidadosamente para asegurar una buena cosecha. Debe verificar que son semillas de calidad y que reúnen las cualidades que las hacen aptas para la siembra: son semillas genuinas de su especie, están libres de impurezas, son semillas sanas y libres de hongos o plagas. Además, verificar que tengan viabilidad y vigor para germinar y desarrollarse en condiciones óptimas de siembra; incluso resistir a condiciones desfavorables. (http://www.cyta.com.ar/semilla/buenasemilla/buenasemilla.htm).
Ley de la siembra y cosecha
Desde inicios de la creación Dios estableció la ley de la siembra y la cosecha, como está escrito en Génesis 1:11 «Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él.» (RVR 1960). Cada semilla produce según su género. La semilla de manzana, desarrollará un árbol que producirá deliciosas manzanas. Jamás cosecharemos mango de un manzano, o papayas de un árbol de naranjas. Esto está estipulado por la naturaleza.
¿En qué área estás sembrando?
La siembra y la cosecha se aplica en todas las áreas, no sólo en la naturaleza, sino también en la espiritual y económica. En la Palabra de Dios encontramos referencias a nuestras siembras: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.» Gá. 6:7, 9 (RVR 1960). Por lo tanto, es muy importante observar la calidad de las semillas que sembramos en nuestras relaciones con nuestro prójimo, ya sean familiares, amistades o conocidos. Procuremos escoger la mejor semilla de amor, paz, armonía, paciencia, amabilidad, sinceridad, solidaridad y comprensión. En el área económica también recibiremos cosecha de lo que hayamos sembrado en el reino de Dios. «El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.» 2 Co. 9:6 (RVR 1960). Nuestra cosecha será proporcional a nuestra siembra. Si queremos tener una buena cosecha, hagamos una buena siembra.