Un gran problema laboral
Una amiga muy estimada me compartió un impactante testimonio sobre el ofrecer sacrificio de alabanza a Dios, en tiempos muy difíciles que ella y su esposo vivieron hace años en España, «y que solamente la intervención divina podía ayudarlos.» A su esposo lo querían obligar a firmar unos documentos en donde él perdía sus derechos como trabajador. El se negó a firmarlos y esa fue su sentencia de despido. Decidieron botarlo y a ella también, porque trabajaba en la misma empresa. Ellos quedarían prácticamente en la calle, sin dinero y sin casa, porque recién la habían comprado y estaban pagando la hipoteca. No tendrían cómo pagarla. Era una situación muy difícil.
Un punto de cambio provocado por la alabanza a Dios
Cierto día, lo citaron a una reunión para avisarle de su despido, él entonces la llama para darle la noticia. Ella, mientras estaba orando en casa, sintió la voz de Dios que le dijo que bendijera al director general que los iba a despedir; que bendijera a su familia y a todos en la compañía. Ella le dijo a Dios que lo haría por obediencia, pero no porque su corazón lo deseaba. Terminando de bendecirlos, la llama su esposo nuevamente y le dice: «Paula, no me despiden, no sé qué ha pasado, pero el director ha cambiado totalmente su decisión, y por el contrario me van a dar más beneficios: me cambian de población, nos pagan la mudanza y conservamos el trabajo, ninguno de los dos lo perdemos. Además, me van a devolver parte del sueldo que me habían rebajado.» Ella quedó tan sorprendida que no lo creía. Dios obró en favor de ellos y cambió la mentalidad del jefe que los iba a despedir. Hizo un milagro maravilloso, vieron cómo los enemigos fueron derrotados y Dios les proveyó mucho más de lo que ellos imaginaron. Dios movió todo en su favor.
El punto clave en este testimonio, fue la actitud de Paula de ofrecer sacrificio de alabanza tan pronto supo la decisión del jefe de despedir a su esposo. Ella fue obediente a la voz de Dios en ese momento tan terrible que estaban viviendo. Propuso en su corazón no llorar ni quejarse. «Decidió entrar a la iglesia, como dice el Salmo 100:4 (RVR 1960). con un espíritu de alabanza, romper su alabastro (su corazón) y derramar el perfume que había dentro de ella.»
Al ofrecer sacrificio de alabanza, invocamos el nombre de Jehová y los milagros y las obras sobrenaturales son liberados por el poder de Dios. Demos honra y gloria a Dios por todas las maravillas que Dios hace.
Hay un comentario
Amen, asi es mi Padre Dios de maravilloso, se obediente a su palabra y mandato y veraz la Gloria de Dios