Jesús dijo: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva» (Juan 7: 38 RVR 1960).    Jesús utilizó la expresión «ríos de agua viva» como un simbolismo, para referirse al Espíritu Santo que habían de recibir todos los que creyesen en Él (versículo 39).

Los ríos son corrientes de agua que fluyen desde su nacimiento hasta su desembocadura.  Se originan en las partes altas de las montañas por la acumulación de agua de lluvia, por aguas subterráneas o manantiales.  El agua fluye constantemente y nunca se detiene.  El río siempre tratará de llegar al mar, o desembocar en la unión con otro río de mayor caudal, en una laguna o lago.   La corriente de los ríos va erosionando sus orillas y el fondo, de tal manera que su cauce se ensancha y su lecho se profundiza.   Con el pasar del tiempo, el volumen de las aguas aumentará y será más caudaloso. (refencia de características).

Los ríos juegan un papel fundamental para el planeta y todos los seres vivos que lo habitamos.  Son símbolo de vida, de actividad, de recursos y de riquezas, debido a que transportan gran cantidad de sedimentos, nutrientes y minerales disueltos, que ayudan a fertilizar las tierras bajas y los mares.   Son utilizados, además, en la navegación, en la pesca y generación de energía.          

Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón, creyendo y aceptando que murió y resucitó para darnos vida eterna, el río de su Espíritu Santo empieza a fluir en nuestro interior.   Así como los ríos nacen en las alturas de las montañas, y su corriente desciende con fuerza, limpiando el cauce de escombros, de malezas, de basura, el río del Espíritu nace en las alturas del trono de Dios y desciende para limpiar nuestro corazón y darnos convicción de pecado y transformar nuestra vida.    

Los ríos se alimentan de las aguas subterráneas y de los depósitos de agua lluvia que se depositan en las laderas de las montañas.    De igual manera, el río de agua viva que corre en nuestro interior, a través del Espíritu Santo, se alimenta de las fuentes de agua que Jesús deposita en nosotros, cuando oramos y estamos en comunión íntima con Él; cuando nos llenamos de su presencia en la recámara secreta.  Porque Él es nuestra fuente de agua viva; Él le dijo a la mujer samaritana «más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna» (Juan 4:14 RVR 1960).  

El lugar donde nacen los ríos es alto y está cubierto por una buena capa vegetal y con muy poca presencia humana.  Así es el río del Espíritu Santo de Dios, no proviene de obra humana, ni manipulación de ningún hombre, sino que procede del mismo trono de Dios, como lo menciona Juan en Apocalipsis 22:1:  «Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.»

Dios ha creado los ríos para bendición de nuestro planeta y de todos sus habitantes.   A nosotros nos ha provisto de su Espíritu Santo para bendecir nuestra vida y para que seamos de bendición a todos los que nos rodean.  Para compartir las buenas nuevas de salvación y para que abonemos espiritualmente la vida de otros.  Y seamos luz, en medio de las tinieblas de este siglo. 

La corriente de los ríos va ensanchando su cauce y profundizando su lecho, lo cual aumenta su volumen y caudal.   Así mismo, ocurrirá en nosotros con los ríos de agua viva que Jesús dijo que correrían en nuestro interior, aumentarán su cauce, serán más profundos y correrán con mayor fuerza, si nos mantenemos en comunión con Dios, buscando su rostro en oración, leyendo su palabra y meditando en ella.  De esta manera, podremos vivir una vida victoriosa en el Espíritu Santo y su fruto de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, se manifestará en nosotros (Gálatas 5:22 RVR 1960).

Pidamos a Jesús, quien es nuestra fuente de agua viva, que nos ayude a mantenerla fluyendo siempre, que nunca disminuya, y que ningún factor interno o externo la seque o contamine.

¡Ánimos!

¡Ríos de agua viva correrán de tu interior para llevarte A otro nivel espiritual!